Puesta al día sobre vértigo y mareo

Fístulas laberínticas
Fístulas laberínticas

Conferencias dictadas por el Dr. Antonio Denia Lafuente como ponente invitado al Curso “Abordaje Multidisciplinar del Vértigo y Mareo”, celebrado en la Fundación Hospital Alcorcón de Madrid.
         

Las fístulas laberínticas constituyen una de las causas de vértigo con mayor controversia por lo que respecta a su diagnóstico y tratamiento. Las fístulas laberínticas son fisuras, dehiscencias o erosiones del hueso laberíntico que contiene los líquidos y receptores del oído interno y que dan lugar a que cambios de presión en las áreas que lo rodean (p.e., conducto auditivo externo, oído medio, región endocraneal), y ruidos intensos, se transmitan a dichos líquidos del oído interno a través de dichas fisuras o dehiscencias que los ‘comunica’, estimulando los receptores laberínticos y produciendo mareo, vértigo y desequilibrio. Las fístulas laberínticas son sobre todo consecuencia de traumatismos directos sobre el cráneo, sobre el oído, barotraumas (vértigo postraumático), consecuencia de malformaciones congénitas del oído, etc. Recientemente se ha incorporado una nueva causa al grupo de las fístulas laberínticas conocida como síndrome de dehiscencia del canal semicircular superior (SDCSS), cuya descripción ocupó mayoritariamente el tiempo de la conferencia dada su novedad. Uno de los rasgos característicos de algunos pacientes con este tipo el SDCSS es que pueden diagnosticarse erróneamente de otoesclerosis (enfermedad del oído medio que produce hipoacusia que se corrige quirúrgicamente practicando una estapedectomia-estapedotomia), corriendo el riesgo de ser intervenidos sin posibilidades de mejorar su audición y de que persistan vértigos.

Síndromes vestibulares bilaterales:
Síndromes vestibulares bilaterales:

Síndromes vestibulares bilaterales:

Los síndromes vestibulares bilaterales son consecuencia de lesiones vestibulares bilaterales (vestibulopatías periféricas bilaterales) y se caracteriza por desequilibrio (que se acentúa en la oscuridad y sobre superficies irregulares y/o inestables), sensación de movimiento del entorno al andar (oscilopsia) y en algunos casos episodios vertiginosos en sus estadios iniciales, representando alrededor del 4% de las causas de mareo, desequilibrio y/o vértigo. Las lesiones afectan a ambos laberintos y/o a ambos nervios vestibulares destacando entre las causas más frecuentes los medicamentos ototóxicos, la enfermedad de Meniere bilateral, la neuritis vestibular bilateral, enfermedades autoinmunes del oído interno, etc., aunque casi la mitad de los pacientes aproximadamente la causa no llega a determinarse. Dadas las múltiples causas que pueden producirlo, el estudio de estos pacientes es laborioso, debiendo efectuarse además el diagnóstico diferencial con otras alteraciones cerebrales que también producen desequilibrio (vértigo central o cerebral).

Identificada una nueva causa de mareo y vértigo

Dehiscencia del canal semicircular superior

El síndrome de dehiscencia del canal semicircular superior (SDCSS) lo produce la ausencia de hueso que en condiciones normales cubre dicho canal (CSS), dando lugar sobre todo a: 1) que el laberinto responda anormalmente a sonidos intensos y a cambios de presión (p.e., esfuerzos físicos, estornudos, etc.), que a menudo provocan mareo y vértigo; 2) a que se oiga en exceso la propia voz (autofonía); 3) a que con frecuencia produzca hipoacusia de trasmisión o conducción similar a la de la otoesclerosis con la que se confunde; y 4) a que se acompañe de síntomas espontáneos de mareo, vértigo y de taponamiento y presión en el oído.

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Tras la sospecha clínica de SDCSS, el diagnóstico requiere su confirmación mediante la realización de la prueba de potenciales evocados vestibulares miogénicos (PEVM) (o el registro tridimensional de movimientos oculares en respuesta a estímulos sonoros intensos o cambios de presión en el oído) y la identificación radiológica de la dehiscencia mediante TAC de alta resolución.

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Detección precoz de la sordera en la infancia

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Desarrollar el lenguaje con normalidad requiere una audición útil durante los dos primeros años de la vida, época en que se establece el lenguaje hablado. La ausencia de estímulo auditivo determina la no adquisición del lenguaje, por lo que es preciso detectar cualquier problema auditivo y tratarlo lo antes posible.

La sordera es la pérdida total o parcial de la audición, puede ser congénita o adquirida, temporal o permanente y estar provocada por diversas causas.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS):

– De cada 1.000 recién nacidos 1 padece una sordera severa o profunda.
– De cada 750 recién nacidos 1 padece hipoacusia.
– En el 40% de los casos se desconoce la causa.
– De cada 60 recién nacidos ingresados en UCI 1 es sordo

Millones de niños en el mundo tienen en mayor o menor grado pérdidas de audición. Algunos nunca oyeron bien, otros tuvieron algún problema que generó una pérdida de audición en algún momento de su vida, antes durante o después de adquirir el lenguaje. En algunos de estos niños la pérdida auditiva va asociada a otros problemas. Estas variables hacen imposible generalizar acerca del futuro de un niño con problemas de audición, pero en lo que sí coincidimos en la actualidad todos los especialistas que trabajamos con niños sordos, a la vista de las nuevas técnicas quirúrgicas y de la alta tecnología audioprotésica y de implantes cocleares, es en la enorme importancia del momento de la detección, diagnóstico y tratamiento de la pérdida de audición.

Repercusión

Una pérdida de audición infantil no tratada correctamente influirá en el proceso de desarrollo intelectual, psicológico y social del niño, ya que el pensamiento nace y se estructura a través de las palabras.

Nos encontraremos con:

– Dificultad o falta del desarrollo del lenguaje.
– Defectos en el habla.
– Retraso de la lectura y la escritura.
– Problemas emotivos y de carácter.
– Limitación de las oportunidades educativas.
– Impedimento en la realización personal y vocacional.

Actitud

Planteado el problema de la grave repercusión que una pérdida de audición supone en el desarrollo del lenguaje, es pregunta obligada cómo podemos actuar para romper este círculo. La respuesta es sencilla: la rehabilitación precoz de la hipoacusia en el niño es indispensable para la adquisición de la palabra y del lenguaje y, en consecuencia, para el desarrollo intelectual, por lo que se necesita una detección y un diagnostico precoces de la sordera a esta edad. Se puede afirmar que la estimulación auditiva, la adaptación protésica o el implante coclear y la rehabilitación logopédica son efectivas si se hacen en edades adecuadas.

El screening auditivo en bebés permite diagnosticar y tratar la sordera muy precozmente, lo que contribuye a reducir las repercusiones que los problemas auditivos conllevan. La OMS define el screening como “la presunta identificación de enfermedades o defectos imposibles de reconocer, mediante la aplicación de tests, exámenes u otros procedimientos que pueden ser aplicados rápidamente”. El screening separa a las personas aparentemente sanas de aquellas que probablemente tengan la enfermedad. Un test de screening no es un test diagnóstico, las personas que no pasen este screening o con hallazgos sospechosos deben remitirse al otorrinolaringólogo para que efectúe el diagnóstico de la sordera e instaure el tratamiento más adecuado.

La Unidad de Sordera y Vértigo del Sanatorio Nuestra Señora del Rosario dispone del personal y el equipamiento necesario para realizar las pruebas de screening y de diagnóstico de la sordera infantil.

 

La audición en niños

Repercusión de la sordera en personas mayores

La sorderaLa sordera es la deficiencia sensorial más frecuente, siendo especialmente causa de discapacidad en personas mayores de 65 años, existiendo una tendencia en dicha población a desestimar sus repercusiones o a considerarla un aspecto inevitable asociado a la edad. Numerosos estudios ponen también en evidencia diferentes formas de deterioro asociado a la disminución de audición a dichas edades, y como sus efectos pueden paliarse corrigiendo la pérdida auditiva dependiendo de cada caso.

Calidad de vida
La disminución de audición se asocia con un deterioro en la calidad de vida relacionada con la severidad de la pérdida auditiva. Es frecuente observar en personas mayores con problemas de audición no tratados una marcada tendencia a aislarse social y familiarmente, dejando de participar en conversaciones, abandonando el uso el teléfono, restringiendo sus salidas a teatros, cines, conferencias, etc., distanciándose de sus amistades al dejar de frecuentar tertulias, partidas de cartas y otras actividades que realizaban cuando podían comunicarse sin problemas.

Un estudio publicado en la revista The Gerontologist realizado en personas con edades comprendidas entre 53 y 96 años utilizando escalas para medir las dificultades para comunicarse y su repercusión en las actividades de la vida diaria, demuestra la relación que existe entre el grado de la pérdida auditiva y el deterioro en la calidad de vida.

Funciones cognitivas
La disminución de la agudeza auditiva puede contribuir al deterioro cognitivo. Un estudio epidemiológico publicado en la revista Audiology realizado en personas mayores de 65 años, mostró que en las personas con un deterioro cognitivo moderado o severo era más frecuente encontrar pérdidas auditivas asociadas que en aquellas con un funcionamiento cognitivo normal.

Envejecimiento cerebral
Ya en un Congreso de ORL celebrado en 1992, se planteó que la sordera puede contribuir al envejecimiento cerebral: «los resultados de estudios neurológicos revelan que los estímulos auditivos constituyen una parte esencial en la activación de las neuronas cerebrales de compensación, cuyas funciones se activan en la vejez precisamente para paliar la pérdida de otras neuronas». «La estimulación cerebral se produce obviamente a través de los sentidos, pero no todos contribuyen se la misma forma. Contrariamente a lo que podría pensarse, la vista solo proporciona el 20% de esos estímulos. Al gusto, al olfato y al tacto se les atribuye un 10% a cada uno. El resto corresponde al oído». Estudios efectuados en grupos de personas mayores revelaron que «los síntomas de envejecimiento cerebral se habían precipitado con mayor rapidez en los que padecían sordera”. De ahí la importancia de tratar la sordera, ya que el 80% pueden resolverse o corregirse con audífonos y otro 15% mediante intervención quirúrgica.

¿Cuando acudir al otorrinolaringólogo?

En principio se debe acudir al otorrinolaringólogo especializado en problemas de audición en cualquier momento de la vida en que se planteen dudas acerca de su audición47

Como prevención, deben realizarse un estudio de audición:

1. Si existen antecedentes familiares de hipoacusia.
2. Si ha tomado medicamentos ototóxicos .
3. Si el oído le supura o padece otitis.
4. Si tiene ruidos (acúfenos) en los oídos.
5. Si ha trabajado o trabaja en ambientes ruidosos.
6. Si ha practicado o practica deportes en que se producen ruidos intensos (p.e., caza).
7. Si tiene dificultad para mantener una conversación con varias personas.
8. Si tiene dificultad para seguir una conversación en ambiente ruidoso.
9. Si con cierta frecuencia necesita que le repitan alguna palabra.
10. Si tiende a aumentar el volumen de la televisión, la radio etc.

El diagnostico de la sordera

53Una vez que acude al otorrinolaringólogo (O.R.L.), le examinará los oídos (limpiándolos de cerumen si es necesario), la nariz y la garganta, le realizará un estudio de su audición y puede solicitar otras pruebas cuando lo considere necesario (p.e., estudios radiológicos).

El estudio de la audición se realiza mediante pruebas subjetivas y objetivas que nos aportan datos en relación a si existe o no una alteración auditiva, y en caso afirmativo, de que tipo es, de que grado y que tratamiento requiere.